jueves, 27 de octubre de 2011

Sólo el cambio es permanente

Un estudio del grupo de investigación liderado por Cathy Price (del Wellcome Trust Centre for Neuroimaging en el University College London) y publicado en Nature demuestra que se pueden dar cambios en el coeficiente intelectual durante la adolescencia de mucha mayor escala de lo que se creía.

El estudio siguió a 19 chicos y 14 chicas evaluados a los 14 y a los 18 años mediante una combinación de técnicas de neuroimagen y de tests de inteligencia verbal y no verbal.

Los resultados mostraron cambios en el CI verbal del 39% de los participantes y en el espacial del 21%, pero lo interesante es que permitió correlacionar los cambios medidos con pruebas psicométricas con modificaciones en dos áreas cerebrales concretas. El incremento del CI verbal se correspondía a un incremento de la densidad de parte del córtex motor izquierdo; una región activada durante el habla. El incremento del CI correlacionaba con el aumento de densidad del cerebelo anterior en un área asociada al movimiento de la mano.

Se trata de una nueva demostración de la plasticidad neuronal humana: confirma la posibilidad real de incrementar el rendimiento intelectual durante el desarrollo (cuestionando lo que se ha llamado el fatalismo neuronal), aunque también demuestra que se puede dar el caso contrario y que no está garantizado que un CI elevado en la infancia se mantenga toda la vida sin necesidad de ejercitar las funciones que lo incrementan y consolidan.

Si bien la investigación no profundiza en las causas del aumento del CI, es curiosa la explicación que han dado algunos de sus participantes: uno de los casos más llamativos es el de un participante que pasó de un CI medio a los 14 años a uno de los más elevados de la muestra a los 18. De hecho, de niño necesitó clases de refuerzo de matemáticas y a los 23 años está haciendo un doctorado en ingeniería informática. Según él: "el cambio fue cuando empecé a estudiar asignaturas que realmente me interesaban, en las que me sentía implicado, entonces las empecé a encontrar más fáciles y más interesantes".

Por tanto, parece demostrarse con técnicas sofisticadas y convincentes lo que en psicoterapia comprobamos cotidianamente: se puede cambiar incluso lo que se ha considerado tradicionalmente un rasgo fijo si se dan las condiciones óptimas de motivación e implicación activa. La conexión que el estudio establece entre lenguaje, motivación y cambio resuena con argumentos constructivistas como la afirmación de George Kelly de que los únicos rasgos fijos son aquellos que uno considera que son fijos.

Es más, estudios como este confirman la evidencia casuística de tantas vidas de futuros genios que no destacaban especialmente (o incluso fracasaban) en su etapa escolar durante la infancia… aquí tenéis una lista de algunos de los más conocidos: Henry Ford, Walt Disney, Albert Einstein, Charles Darwin, Isaac Newton, Thomas Edison, Steve Jobs, Winston Churchill, Abraham Lincoln, Vincent Van Gogh, Wolfgang Amadeus Mozart, Igor Stravinsky y Ludwig van Beethoven. Afortunadamente no escucharon a todos los que les dijeron que no podrían nunca llegar a nada importante en la vida. ¿Os imagináis por un momento que borramos del inventario de producciones humanas todo lo que ellos nos han legado?


NOTA MENTAL: Creed en las posibilidades de cambio de vuestros clientes y orientad la terapia a que tengan una oportunidad de demostrárselas a sí mismos.