Decía Lawrence Durrell que "Solo en los silencios del artista se puede ordenar, reelaborar y hacer que la realidad muestre su lado significativo. Esta forma de dar sentido a la realidad reordenándola puede transformarse fácilmente en una obra de arte." No hay duda de que el tiempo impone su propia flecha, inexorable e inmisericorde, avanzando siempre en una sola dirección por lo que respecta a la "vida real" en el sentido puramente cronológico. Esa flecha siempre hacia adelante es la que impone la dirección de la primera parte de la noción de Bertha Mook de que la vida se vive mientras se narra [y se narra mientras se vive], y Kierkegard nos recuerda que se vive hacia adelante, [pero se entiende hacia atrás].
Efectivamente, vivimos hacia adelante, inevitablemente empujados o arrastrados por la flecha del tiempo, e incluso la sensación subjetiva de que el tiempo se detiene en momentos de extremo sufrimiento (o de extremo deleite) no deja de ser eso, subjetiva, porque mientras suceden momentos así el reloj corre igualmente, lo que conlleva a veces la desagradable sorpresa de que si bien nuestro tiempo personal estaba detenido, el del mundo seguía avanzando sin nosotros... sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando decía el tango.
Y sin embargo en esos silencios del artista en el sentido durrelliano, en esos momentos de narrar lo vivido, de entender, de ser en lugar de hacer como los llama Kabat-Zinn, la construcción de significado se libera de constricciones físicas cronológicas y se nos hace infinitamente posible gracias al efecto de nuestra capacidad reflexiva y a la memoria autobiográfica propia de nuestra especie. Podemos esparcir nuestros acontecimientos vitales sobre una superficie atemporal, a modo de multiverso existencial, y jugar a reordenarlos para ver, de nuevo en sentido durrelliano, qué lado significativo muestran. Y digo podemos muy consciente como terapeuta de que a veces nuestras propias restricciones sistémicas inter e intrapersonales son tan o más impositivas que la propia flecha del tiempo. De que a veces no es que no sea posible reconstruir nuestra narrativa, sino que no nos es posible a nosotros aquí y ahora. De que por un terror atávico al vacío existencial momentáneo previo a dar nuestro particular salto de la fe narrativo acabamos en el dilema que identificaba Faulkner cuando decía que entre la pena y la nada me quedo con la pena.
Pero aquellos intrépidos navegantes del multiverso narrativo que no nos conformemos con la pena, al quedar liberados de la tiranía de la flecha del tiempo podemos experimentar con posibilidades potencialmente infinitas que normalmente no nos permitimos... ¿qué sentido tendría reescribir mi vida como si el pasado fuese imprescindible para el presente, como si todo lo que he vivido fuese necesario para llegar a hoy? O por ejemplo ¿si hablase ahora con mi yo adolescente qué le diría para que tenga sentido lo que va a vivir pero a la vez no se lo impida por el hecho de saber demasiado antes de tiempo? (el clásico dilema del viaje en el tiempo que apasionaba entre otros a Asimov y que ha dado lugar a todo un género literario y cinematográfico en sí mismo a la vez que a una pléyade de producciones científicas... solo que en este caso en un plano psicológico y cien por cien personal).
Por extensión... puedo escribir una carta del yo/autor desde el futuro dirigida a un yo/personaje de cualquier punto del pasado pero focalizada en cómo cada punto de giro del pasado llevaba a ese futuro presente. Escrita desde una posición de autor omnisciente que conecta los puntos del pasado para entender el presente (futuro). La vida se vive desde el presente hacia el futuro pero se entiende desde el presente hacia el pasado. Podemos mover la ubicación temporal de ese presente convirtiéndolo en un futuro presente que reflexiona sobre el futuro pasado.
Más ejemplos...
¿Cuál es la verdad más dura que he aprendido?
¿Qué es lo más valioso que he aprendido de esta vida?
Si tuviera otras tres vidas por vivir, ¿qué haría en cada una de ellas?
¿Qué sería diferente ahora si hubiera hecho una elección diferente?
¿Cuáles son las cosas que me mantienen en marcha?
¿Qué tipo de persona quiero ser?
¿Qué línea de trabajo planeo seguir en el futuro?
¿Dónde quiero estar dentro de 5, 10 o 15 años?
¿Cómo puedo mejorar mi vida.
Si descubriese que voy a morir mañana, ¿cuáles serían las tres cosas de las que más me arrepentiría?
Asumiendo que mi vida es una historia y yo soy el autor, ¿cómo es mi final feliz?
Elegir eventos del pasado que han quedado suspendidos, no construidos, no narrados, y entramarlos entre sí ¿a qué historia de mí mismo en el pasado da lugar? ¿a qué futuro alternativo? ¿quién pasa a formar parte de él, o quién deja precisamente de serlo?
Una línea narrativa dominante de un self único puede explicar algunas experiencias, pero para explicarlas todas se necesitaría una narreativa múltiple narrada por un self polifónico. |
Las preguntas creativas que puden dar lugar a respuestas que te cambien la vida se tornan literalmente incontables una vez liberados de la tiranía del tiempo... Oh time thou art a heartless bitch, parafraseando a Sheldon Cooper cuando se refiere a la gravedad y su molesta tendencia a hacer que se nos caigan las cosas. El tiempo no hace necesaria o literalmente caer cosas de nuestras manos, pero sí a veces hace que se volatilicen, que decaigan, por ejemplo, esperanzas e ilusiones.
Esparcir eventos en un espacio atemporal, multidimensional... hacer emerger diferentes historias con cada nueva elección de eventos a entramar... jugar con la enorme libertad que nos abre el no ser empujados o arrastrados por la inmisericorde flecha del tiempo (oh time, thou heartless bitch)... al final tiene todo ello mucho que ver con lo que sucede en terapia cuando esta va más allá de la simple búsqueda de soluciones a problemas, cuando se convierte en lo que Kelly llamaba una aventura ontológica.
¡Adelante!, pues; o, más bien, ¡adelante, atrás, hacia arriba, abajo, hacia los lados, saltando alegremente entre dimensiones cuánticas de espacios en un multiverso existencial y narrativo mientras re-editamos continuamente nuestra particular Guia del Autoestopista Galáctico...! Total... el Pirata de Espronceda ya decía que y si caigo... ¿qué es la vida? Por perdida ya la dí cuando el yugo del esclavo como un bravo sacudí. Liberemos nuestra capacidad de re-narrarnos y re-vivirnos siempre que queramos--sin exagerar y perder la vida en el intento, claro está. Corren tiempos tan complicados y constreñidos que nos va a hacer falta no solo como individuos sino como colectivo de pasajeros de un planeta a la deriva que más nos vale cuidar y convertir en un lugar mejor del que nos fue dado, al menos mientras estemos a tiempo--y ese tiempo sí que avanza inexorable.
¡Feliz vuelta al cole a tod@s!
So don't you cry
For what will never last
Each moment created in time
It's all a future past
That we are living now
--Duran Duran (Future Past)