Psicoterapia



¿Cuándo acudir a un psicoterapeuta?

La Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas recomienda acudir a un psicoterapeuta cuando sea indicado por un profesional de la salud, del ámbito educativo, social u otros.

Yo añadiría que también cuando te des cuenta por ti mismo, o por que los que te conocen te lo indican, de que te encuentras en una situación de la que no puedes salir sin ayuda y que te está afectando negativamente en tu vida personal, familiar o social.

Normalmente estas situaciones difíciles tienen que ver con problemas en el ámbito de nuestras emociones, conductas, pensamientos o relaciones.

Algunos ejemplos de motivos para acudir a un psicoterapeuta son: problemas de comportamiento o adaptación, fatiga, problemas con el sueño, con la alimentación, con el rendimiento escolar o profesional, consumo de drogas, tristeza prolongada, sentimientos de soledad, depresión, ansiedad generalizada, insatisfacción sexual, miedo inmotivado, problemas en la pareja, en la familia, en el trabajo, conflictos en situaciones propias del ciclo vital, situaciones de crisis, duelos y perdidas afectivas, situaciones de violencia y agresividad, trastornos de la personalidad, cambios en el estado de ánimo... y cualquier otra situación que provoque malestar, angustia, miedo o sufrimiento. También cuando percibimos una sensación de malestar o de insatisfacción inmotivada de forma persistente, aunque muchas veces la causa que los motive no sea evidente.

¿Cómo saber si necesito psicoterapia?

¿La psicoterapia no es sólo para la gente que está muy grave?

No sólo. La psicoterapia ha demostrado ser útil para ayudar a las personas, parejas y familias a superar situaciones que les preocupan y que afectan negativamente a su calidad de vida. Algunas de estas situaciones pueden ser producto de trastornos mentales graves, pero otras no. Por ejemplo la psicoterapia se ha demostrado eficaz en tratar problemas de autoestima, dificultades en las relaciones interpersonales, adaptación a cambios en la vida… y múltiples condiciones que no se consideran problemas graves a pesar de que sus efectos pueden hacer sufrir considerablemente a quienes los experimentan.

¿Hasta qué punto sirve de algo la psicoterapia… no es verdad que la gente en realidad no cambia nunca?

Mi experiencia me confirma más bien lo contrario, que la gente está cambiando continuamente aunque a veces no sea en la dirección deseada. La capacidad de cambio humano es sorprendente. Las personas somos capaces de adaptarnos y salir adelante en situaciones enormemente difíciles gracias a nuestra capacidad de resiliencia y superación. La psicoterapia moviliza esas capacidades en beneficio de los clientes. Por eso sí que sirve de mucho.

¿No debería intentar cualquier cosa antes de recurrir a la psicoterapia, que es un último recurso para cuando no se puede más?

No tienes porque. Nuestra cultura valora la autosuficiencia y el no pedir ayuda como si fuese un signo de fortaleza, pero en realidad más bien lo es de falta de conciencia de los problemas. Nadie está obligado a enfrentarse a todo lo que le suceda sin pedir ayuda precisamente porque para eso están los recursos profesionales que nuestra sociedad pone a tu disposición. Es más, en algún caso el “intentar cualquier cosa” comporta conductas nocivas o autodestructivas (fumar, beber, no dormir, no comer, exponerse a niveles exagerados de estrés…) que pueden complicar aún más la situación original y poner en peligro tu salud. Mereces, como todos nosotros, una vida que te haga feliz. Para conseguirla, la psicoterapia no es un último recurso, es un recurso más.

Si voy a terapia, ¿no dependeré del terapeuta para que me diga qué hacer o pensar en cada momento?

Ninguna forma de psicoterapia pretende usurpar las capacidades de autogestión del cliente. Más bien a la inversa, todas ellas reconocen (cada una con su estilo) que la terapia no se diseña para cambiar al cliente, sino para ayudarle a que se cambie a sí mismo. Esto es especialmente cierto en el caso de las terapias constructivistas, que siempre se han basado en mantener una relación colaborativa con los clientes en un entorno de apoyo, aceptación y exploración de formas alternativas de dar sentido a la experiencia.

¿Tendré que explicar intimidades a un extraño…? No creo que pueda hacerlo.

La confianza entre nosotros es clave. Si bien la terapia implica con mucha probabilidad centrar las sesiones en dialogar sobre tu motivo de demanda con un grado significativo de apertura y confianza en el terapeuta, esa confianza hace precisamente que la vivencia de los clientes no sea la de explicar cosas privadas a un extraño. El terapeuta se guía por un código ético que le impide revelar cualquier aspecto privado de sus clientes. Es más, los terapeutas están formados para centrarse en entender la perspectiva subjetiva del cliente sin juzgarla ni hacerle sentir incómodo al respecto.

¿La psicoterapia no es una solución de segunda en comparación con los fármacos, más lenta, más cara…?

Ni mucho menos. En muchas condiciones de relevancia clínica la psicoterapia ha demostrado ser más eficaz que los fármacos y además sin efectos secundarios. Dado que se basa en procesos psicológicos de aprendizaje significativo, sus beneficios se extienden más allá del final del tratamiento, cosa que no siempre sucede con un fármaco. En muchos casos la psicoterapia debería considerarse la primera opción, y sólo recurrir a los fármacos si no se responde bien a ella.

¿No debería poder cambiar yo sólo o con ayuda de mis amigos y familia?

Seguro que ya lo has intentado, pero te habrás dado cuenta de que determinadas situaciones en la vida hacen imposible que el cambio se produzca espontáneamente o gracias a la ayuda de amigos o familiares precisamente porque ellos son parte de la situación que rodea al problema. Sus consejos o ayuda no te son del todo útiles porque no pueden ser neutrales ni ver las cosas como tú las ves. O quizás es más sencillo: no puedes explicarles lo que te pasa con detalle porque eso les haría sufrir o enfadarse. En tales casos, la ayuda de un profesional externo al sistema puede ser la mejor alternativa.

Ir a psicoterapia me obligará a sufrir, llorar, revisar traumas del pasado…

Si bien los cambios en psicoterapia tienen que ver con la movilización de emociones profundas y eso puede resultar doloroso a veces, no siempre ni invariablemente es así. Hay muchas fases del proceso terapéutico que implican precisamente lo opuesto: la ilusión por nuevos proyectos, la alegría de ver cómo el cambio se consolida, la sensación profunda de conexión al sentirse comprendido por el terapeuta… En todo caso, si se produce la movilización de emociones profundas y dolorosas es siempre en el contexto de una relación segura y protectora, lo cual es muy diferente a como se producen en ocasiones en la vida fuera de la terapia.

¿La psicoterapia no es muy larga, incluso inacabable? He leído que es un proceso que puede llevar años…

No siempre ni necesariamente. La mayor parte del cambio terapéutico se produce en las primeras sesiones. Hay terapias breves y focales que no pasan de una decena de sesiones. Algunas terapias se sitúan alrededor de las 20. La evidencia empírica más bien demuestra que alargar la terapia no siempre lleva a alcanzar objetivos más profundos sino que en algunos casos puede ser indicio de dificultades del cliente. Con todo, la duración de la terapia depende en gran medida de tus características, tu motivo de demana y de la orientación teórica del terapeuta, pero no es cierto ni mucho menos que todas las terapias comporten un proceso muy largo. En el caso de las terapias constructivistas, se dedica a tu caso el tiempo que requieras. He visto clientes experimentar cambios importantes en unas pocas sesiones y a otros necesitar más tiempo… No hay prisa por conseguir lo que sea importante para ti pero tampoco ninguna intención de demorar el proceso ni una sesión más de las necesarias.

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