martes, 26 de noviembre de 2024

Infancia y significado

El estudio de Elizabeth St. John y sus colegas (2024) publicado en
The Humanistic Psychologist explora la relación entre la construcción del sentido de la vida y la salud mental en niños, un vínculo bien documentado en adultos, pero menos estudiado en la infancia. El trabajo analiza cómo una "mentalidad de significado," definida a través de factores tales como la agencia, la autoestima, la esperanza y la apertura a nuevas experiencias, puede ser determinante en el bienestar psicológico de los niños. El estudio encontró que los niños con un sentido más fuerte de significado en sus vidas reportaban mejores niveles de salud mental y menos síntomas de ansiedad, depresión y conductas problemáticas. La mentalidad de significado, en este contexto, explica hasta el 50% de la variación en los puntajes de indicadores de salud mental en la muestra estudiada.

La investigación incluyó a 62 niños canadienses entre 6 y 12 años, que completaron el Cuestionario de Identidad y Propósito Infantil (Ch.I.P.) para medir su sentido de significado. Este instrumento evalúa la percepción de los niños de su propio valor y propósito mediante preguntas sobre aspectos como la autoestima y la agencia. Para evaluar la salud mental, se utilizó el cuestionario de Evaluación Interactiva de Síntomas (ISA), que incluye indicadores de bienestar y síntomas como ansiedad y depresión. Aunque la asistencia a servicios religiosos no mostró una influencia directa en la salud mental, sí se observó que podía contribuir al desarrollo de una mentalidad de significado, lo cual sugiere un vínculo indirecto.

Desde una perspectiva constructivista integradora, este estudio nos invita a reflexionar sobre la construcción activa de un sentido de significado en los niños como un proceso relacional y cultural. En el constructivismo, entendemos el sentido de significado no como algo que los niños simplemente "tienen" o "no tienen," sino como una narrativa en desarrollo que depende de su entorno social y sus experiencias. Este enfoque destaca la importancia de la co-construcción: los niños crean y fortalecen su sentido de propósito y valor a través de las relaciones con adultos, compañeros y la comunidad en general, quienes les ofrecen contextos y marcos de interpretación que moldean su comprensión de sí mismos y de sus vidas.

Un aspecto relevante de este estudio es la relación entre la agencia y la salud mental. Los niños que experimentaban un mayor sentido de control sobre sus decisiones y acciones, reportaban mejores resultados en términos de bienestar. Desde el constructivismo, este sentido de agencia puede interpretarse como la percepción de ser protagonistas de su propia vida, un factor clave para construir una identidad positiva y resiliente. La agencia, junto con la autoestima, la esperanza y la apertura, permite a los niños construir una narrativa coherente y significativa que les ayuda a interpretar sus experiencias de forma positiva, lo cual es esencial para su desarrollo emocional y cognitivo.

Este trabajo también ofrece una reflexión sobre el papel de la espiritualidad y el entorno cultural. Aunque la asistencia a servicios religiosos no se asoció directamente con una mejor salud mental, sí parece que puede promover una mentalidad de significado en los niños. Esto sugiere que los entornos que ofrecen una estructura narrativa sobre el sentido de la vida pueden ser útiles, siempre y cuando permitan al niño apropiarse de estas narrativas de manera flexible y adaptativa. Desde una perspectiva constructivista integradora, esta flexibilidad es esencial para que el niño pueda adaptar el significado a su experiencia única y no limitarse a adoptar ideas externas sin integrarlas genuinamente en su propia identidad.

En conclusión, el estudio aporta evidencia sobre la importancia de fomentar un sentido de significado en los niños, lo cual tiene implicaciones significativas para padres, educadores y terapeutas. Promover espacios donde los niños puedan explorar y construir su propio sentido de propósito y valor, en lugar de imponerles un significado predeterminado, es clave para su desarrollo integral. Desde un enfoque constructivista integrador, el papel de los adultos debería centrarse en acompañar y facilitar este proceso, ayudando a los niños a descubrir, construir y reconstruir el sentido de su vida en función de sus experiencias y relaciones.

Referencias

St. John, E., Armstrong, L. L., & Watt, E. (2024). Meaning as an early determinant of mental health in children. The Humanistic Psychologist. https://doi.org/10.1037/hum0000328

martes, 5 de noviembre de 2024

Posverdad: Reconstruyendo realidades en un mundo de narrativas fragmentadas


Vivimos en una era que algunos han denominado “la era de la posverdad”, una época en la que los hechos objetivos parecen tener menor influencia en la opinión pública que las emociones o creencias personales. En este contexto, lo “verdadero” ha dejado de ser un consenso basado en evidencias compartidas para convertirse en un constructo completamente moldeable y adaptable a las narrativas de cada persona o grupo. Como terapeuta y constructivista este fenómeno plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la realidad y el papel de la psicoterapia en un mundo donde las certezas se desvanecen.

La Construcción de la Realidad: Entre Narrativas y Creencias

Desde una perspectiva constructivista nunca ha habido una realidad única y objetiva, sino una multiplicidad de realidades construidas por cada individuo y/o grupo a partir de sus experiencias, relaciones y marcos culturales. Sin embargo, en esta era de la posverdad, esta multiplicidad se ha vuelto más exageradamente evidente y, a la vez, más fragmentada. En lugar de hallar puntos de encuentro, las narrativas se polarizan, se refuerzan y se convierten en burbujas de sentido, donde los hechos son secundarios frente a las interpretaciones a veces completamente desligadas de las evidencias.

En mi práctica he observado cómo este fenómeno influye en la forma en que las personas interpretan sus propios conflictos y relaciones. Por ejemplo, los clientes a menudo llegan con narrativas influenciadas por discursos sociales que pueden reforzar aún más su percepción de victimización, impotencia o rabia. Aquí, el desafío para el terapeuta no es corregir estas narrativas o imponer una "verdad", sino abrir espacios de reflexión y cuestionamiento que permitan una comprensión más amplia y flexible de la experiencia.

El Papel del Terapeuta en un Mundo de Posverdad

En este entorno, el rol del terapeuta se asemeja al de un facilitador de diálogos internos y externos. Cuando los clientes traen consigo realidades profundamente influenciadas por las narrativas de la posverdad, el objetivo por supuesto no es descalificar sus creencias, sino comprender el origen y la función que cumplen en su vida. ¿Qué necesidad está cubriendo esa creencia? ¿Qué miedo o vulnerabilidad está escondiendo? Preguntas como estas permiten ir más allá de la superficie de las afirmaciones para explorar el significado subyacente.

Al hacerlo, evitamos caer en una confrontación directa con lo que el cliente percibe como su realidad, ya que dicha confrontación podría reforzar sus aparentes certidumbres y reificar aún más su narrativa. En lugar de ello, la meta es fomentar un diálogo en el que las interpretaciones puedan coexistir y, eventualmente, ser cuestionadas desde un lugar de seguridad y empatía.

Caso Ejemplo: La Historia de Ana

Ana acudió a consulta en medio de una crisis familiar que había fracturado la relación con sus padres. Durante nuestras primeras sesiones, me contaba cómo estaba convencida de que sus padres estaban manipulados por los medios de comunicación, quienes —según ella— distorsionaban la realidad para generar miedo y obediencia. Desde la perspectiva de Ana, sus padres habían sido víctima de un “lavado de cerebro” y estaban completamente cerrados a cualquier otra forma de ver el mundo. Ella, por su parte, se sentía impotente e incomprendida.

El enfoque inicial fue comprender cómo Ana había llegado a construir esta narrativa y qué función cumplía en su vida. Durante el proceso, fuimos desvelando que esta percepción le ayudaba a mantener una distancia emocional con sus padres, protegiéndose del dolor de sentirse rechazada por ellos. Sin embargo, también le estaba impidiendo conectar con sus propias vulnerabilidades y abrirse a la posibilidad de un diálogo diferente.

Al invitar a Ana a explorar cómo se sentía al ver a sus padres bajo esta luz tan negativa, empezaron a surgir emociones de tristeza y miedo. Poco a poco, nos enfocamos en validar esos sentimientos y en cuestionar de manera no confrontativa qué podría significar para ella abrirse a la posibilidad de que sus padres también estuvieran intentando, a su manera, lidiar con la incertidumbre de un mundo que les resultaba confuso.

Reencuadrando la Realidad: De lo Rígido a lo Relativo

Un fenómeno común en la era de la posverdad es la rigidez de las creencias. Las personas tienden a aferrarse a aquellas versiones de la realidad que validan sus emociones o les brindan un sentido de pertenencia y seguridad. Como constructivista, creo que el reencuadre de estas creencias no es un simple ejercicio retórico, sino un proceso profundo que implica resignificar el pasado y abrirse a nuevas formas de ver el presente y el futuro.

Cuando un cliente se siente atrapado en una visión del mundo que le genera sufrimiento, el reencuadre no busca invalidar su experiencia, sino ampliar su perspectiva. La pregunta no es si algo es verdadero o falso, sino cómo esa creencia afecta a su vida y a sus relaciones, y qué nuevas perspectivas podrían ser más enriquecedoras y útiles para su bienestar.

Construyendo un Espacio de Confianza en Tiempos de Desconfianza

La era de la posverdad también ha traído consigo una creciente desconfianza hacia las instituciones, los medios y, en general, hacia la figura de los “expertos”. En este contexto, el terapeuta puede ser percibido como un representante de esa autoridad que muchas personas han aprendido a cuestionar. Por ello, resulta fundamental que la relación terapéutica se construya desde la autenticidad, la transparencia y el respeto mutuo.
Crear un espacio de confianza implica mostrarse abierto a escuchar y validar la experiencia del cliente, incluso cuando sus creencias puedan parecernos inflexibles o distorsionadas. Desde esta base segura, es posible explorar conjuntamente qué historias se están contando y cómo esas historias afectan la forma en que la persona se relaciona consigo misma y con el mundo.

Conclusión: Psicoterapia en la Era de la Posverdad

En definitiva, la era de la posverdad nos invita a reflexionar sobre el papel de la psicoterapia en un mundo donde las certezas son cada vez más frágiles y las narrativas más polarizadas. Como terapeutas, no nos corresponde determinar qué es verdadero o falso, sino facilitar un espacio donde las personas puedan cuestionar, explorar y reconstruir sus realidades de una manera más consciente y compasiva.

La posverdad no es sólo un fenómeno social o mediático, sino también un desafío personal para cada uno de nosotros. Nos invita a ser humildes en nuestras certezas, a abrirnos a nuevas perspectivas y a recordar que, en última instancia, lo que realmente transforma no son las verdades absolutas, sino los significados que construimos en nuestras vidas y relaciones.

sábado, 2 de noviembre de 2024

DANA España 2024: Procesar la pérdida y el duelo tras desastres naturales. Luis Botella y Robert A. Neimeyer.


Procesar la pérdida y el duelo tras desastres naturales es algo profundamente personal. En estos casos, a diferencia de otros tipos de pérdida, hay una situación multitraumática añadida, ya que la pérdida de familiares o seres queridos se acompaña de muchas otras (del hogar, las pertenencias, el lugar de trabajo, la normalidad académica, los transportes, las condiciones de vida, la seguridad, la atención médica...). Es esperable que con el tiempo se puedan recuperar algunas de esas necesidades prácticas básicas, alcanzando una "nueva normalidad", tal como experimentamos hace años después de la pandemia y el confinamiento. Sin embargo, dada la magnitud de las inundaciones y sus secuelas en el caso que estamos viviendo, algunas cosas nunca volverán a ser iguales: nuestras posesiones más preciadas pueden haber sido arrastradas por el temporal; los árboles del parque del vecindario derribados por el torrente de agua y escombros; edificios históricos estructuralmente dañados reemplazados por construcciones contemporáneas... y, por supuesto y lo más doloroso de todo, pérdidas de personas que les daban sentido a nuestras propias vidas.

Más sutilmente, pero con la misma profundidad, nuestras creencias fundamentales—que el mundo es seguro, que la vida es justa, que tenemos cierto control sobre lo que nos sucede, y quizás incluso nuestra confianza en las autoridades, en el destino, en Dios o en el universo—pueden haber sido arrasadas junto con nuestras pertenencias físicas, dejándonos en un paisaje que nos parece ajeno por el desastre. Estos efectos psicológicos del trauma pueden perdurar durante años.

¿Qué se puede hacer para adaptarse a un cambio tan catastrófico? A continuación sugerimos algunas estrategias que pueden ayudar en este difícil camino, después de los primeros días o semanas de shock inmediato y la necesidad urgente de orientación sobre la realidad de la pérdida y la recuperación de las condiciones de vida esenciales:

  • Reconoce y valida tus emociones: Es normal experimentar una amplia gama de sentimientos tales como tristeza, rabia, confusión, impotencia o entumecimiento. Todos ellos son expresiones de duelo por la pérdida de personas, lugares y recursos que alguna vez dieron un sentido familiar a la vida. Aceptar y entender que estas emociones son respuestas naturales a la pérdida es un paso crucial para reconstruirse.
  • Conecta con recursos comunitarios: Muchas comunidades ofrecen servicios de apoyo para los supervivientes de desastres, incluyendo asesoramiento y programas de ayuda. Acceder a estos recursos puede brindar un apoyo adicional.
  • Busca apoyo: Conéctate con amigos, familiares o grupos de apoyo que puedan ofrecerte escucha y apoyo emocional. Ya sea cara a cara o en redes sociales, busca la compañía de otros que "han pasado por lo mismo", que entienden lo que tú y tu familia estáis atravesando, y que pueden ofrecer consejos constructivos sobre cómo afrontarlo mejor. Compartir tus experiencias puede aliviar sentimientos de aislamiento y fomentar un sentido de comunidad.
  • Participa en rituales significativos: Organiza o participa en rituales personales, comunitarios o culturales que honren la pérdida según tus valores y creencias; funerales, memoriales, o la creación de algún tipo de homenaje o legado. Estas prácticas pueden aportar sentido, transición y respeto por tu pérdida, y reafirmar tu conexión con una comunidad más amplia de apoyo.
  • Mantén una rutina: Ante eventos aleatorios y caóticos, busca un nuevo sentido de orden y normalidad, tanto para ti como para tu familia. Cocinad y comed juntos en cuanto las condiciones lo permitan. Vuelve lo antes posible a los horarios normales de despertarse, trabajar, estudiar y dormir. Reestablecer gradualmente rutinas diarias puede aportar una sensación de nueva estabilidad, ayudándote a ti y a tus seres queridos a manteneros centrados en tiempos turbulentos.
  • Exprésate creativamente: Cuando las pérdidas van más allá de lo que el lenguaje literal puede capturar es frecuente que recurramos al arte para expresar lo inexpresable: el Guernica de Picasso es un buen ejemplo. Usa medios como la escritura creativa, el arte o la música para procesar emociones que pueden ser difíciles de expresar verbalmente.
  • Limita la exposición a medios de comunicación: La exposición continua a noticias relacionadas con el desastre puede magnificar el estrés y la ansiedad. Más allá de escuchar o leer avisos importantes, establecer límites en el acceso a los medios puede ayudar a gestionar el bienestar emocional.
  • Practica el autocuidado: Prioriza tu salud física mediante un descanso adecuado, una nutrición equilibrada y ejercicio, incluso si es trabajo físico de limpieza, desescombro o reparación. Gradualmente, trabajando juntos, el mundo puede ser reconstruido. Realizar actividades que te brinden calma y relajación también puede contribuir a la recuperación emocional.
  • Ofrece cuidado a los demás: Más allá de atender a tus propias necesidades reales, considera lo que podrías ofrecer a otros, especialmente a aquellos más vulnerables que tú: un niño asustado o triste, un vecino en duelo, una persona mayor aislada. Actos sencillos de amabilidad, como ayudar en la limpieza, preparar una comida especial o visitar a alguien para tomar un café, pueden contribuir a reconstruir lazos, mejorar la seguridad y recordarnos que aún tenemos cierto control sobre cómo respondemos a circunstancias trágicas que no elegimos.
  • Vive según tus valores: Las crisis también pueden movilizar acciones conscientes. ¿Este desastre reveló vulnerabilidades cruciales en la gestión de sistemas de prevención que requieren una inversión gubernamental importante? ¿Podría ser una "llamada de atención" para actuar políticamente y abordar aún más a fondo el cambio climático a nivel nacional e internacional? Expresar tus preocupaciones y abogar por ellas ahora y en futuras elecciones puede ser una contribución constructiva hacia un futuro más habitable, no sólo para nosotros, sino también para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
  • Busca ayuda profesional: Si los sentimientos de duelo se vuelven abrumadores o persisten, considera consultar a un profesional de salud mental con experiencia en trauma, pérdida y duelo. Pueden ofrecer estrategias personalizadas para ayudarte a sobrellevar tus pérdidas y encontrar una forma de adaptación.
  • Sé paciente contigo mismo: El duelo es un proceso no lineal que varía para cada individuo. Date el tiempo y el espacio necesarios para rehacerte sin imponer plazos o expectativas estrictas. Al igual que el impacto físico de la DANA en las comunidades llevará tiempo en repararse, también lo harán sus efectos en quienes deben vivir en medio de estos factores de estrés mantenidos.



Recuerda que reconstruir la vida tras una pérdida por desastres naturales es un proceso gradual. Estas estrategias pueden ayudarte a navegar el camino hacia la recuperación y encontrar un sentido después de eventos con efectos tan profundos.

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Robert A. Neimeyer

El Dr. Robert A. Neimeyer es un psicólogo y psicoterapeuta estadounidense reconocido mundialmente por sus aportes en el estudio del duelo y la psicoterapia constructivista. Es Profesor Emérito del Departamento de Psicología en la Universidad de Memphis y editor de las prestigiosas revistas científicas Journal of Constructivist Psychology y Death Studies. Mantiene una práctica activa de consultoría y terapia y es 
el director del Portland Institute for Loss and Transition, una institución dedicada a ofrecer formación internacional e interdisciplinaria para profesionales de la salud mental que trabajan con personas que pasan por pérdidas significativas. Además de su rol directivo, Neimeyer participa activamente en la formación y supervisión de programas internacionales de certificación en terapia de duelo basados en el enfoque de reconstrucción de significado.

Ha sido Presidente de la Association for Death Education and Counseling (ADEC) y del International Work Group for Death, Dying, & Bereavement. Ha publicado más de 600 artículos de investigación y 35 libros sobre pérdidas y duelo, así como sobre psicoterapia constructivista. Entre sus obras destacadas se encuentra Aprender de la pérdida: Una guía para afrontar el duelo, en la que ofrece una perspectiva innovadora sobre el proceso de duelo, considerándolo un proceso activo de reconstrucción de significado.

Su enfoque crítico hacia las teorías tradicionales del duelo ha influido en la comprensión contemporánea de este, enfatizando la importancia de los significados personales y culturales en la experiencia de la pérdida.

viernes, 1 de noviembre de 2024

La Importancia del significado en la experiencia humana: Un enfoque psicoterapéutico

En psicoterapia, a menudo nos encontramos buscando soluciones, técnicas y estrategias que permitan aliviar el sufrimiento de las personas que nos consultan. Sin embargo, en esta búsqueda a veces olvidamos que el corazón de la experiencia humana no reside en las técnicas, sino en el significado que le otorgamos a nuestras vivencias. Desde una perspectiva constructivista, la creación de significado se convierte en el eje central del proceso terapéutico, donde tanto el cliente como el terapeuta exploran juntos los matices de cada historia.

La Búsqueda de Sentido como Necesidad Fundamental

Victor Frankl, en su obra sobre logoterapia, señalaba que la búsqueda de sentido es una necesidad fundamental del ser humano. Esta idea ha sido retomada y enriquecida desde enfoques más contemporáneos, como el constructivismo, donde el foco no es encontrar un sentido único, sino explorar múltiples significados posibles para cada experiencia. En la vida cotidiana, las personas constantemente reconstruyen su identidad a través de los relatos que se cuentan a sí mismas y a los demás, en un proceso dinámico de dar sentido a lo vivido.

En este contexto, el papel del terapeuta es el de un acompañante que facilita el descubrimiento de nuevos significados y abre la puerta a formas alternativas de comprensión. A diferencia de una visión más prescriptiva de la psicoterapia, en un enfoque constructivista la pregunta esencial no es "¿qué te pasa?" sino "¿qué significa para ti lo que te pasa?". Esta pregunta invita a una exploración profunda, no sólo de los eventos, sino de la vivencia subjetiva que acompaña a cada historia.

Significado y Relación: El Vínculo como Transformador

La relación terapéutica juega un rol crucial en el proceso de creación de significado. Es en el encuentro entre el terapeuta y el cliente donde emergen nuevas formas de ver el mundo y de comprender lo vivido. La confianza y la autenticidad en la relación permiten al cliente arriesgarse a cuestionar creencias profundamente arraigadas y a abrirse a nuevas formas de interpretar su experiencia.

En mi práctica, me he encontrado con personas que llegan con historias aparentemente "cerradas", donde el significado de sus experiencias se presenta como una verdad absoluta e inamovible. Sin embargo, al ofrecer un espacio seguro para el diálogo y la reflexión, se puede empezar a vislumbrar otras perspectivas que enriquecen la comprensión de lo vivido. La relación se convierte entonces en un vehículo para el cambio, donde se transita del "esto es así" al "quizás podría ser de otra manera".

Desconstrucción y Reconstrucción: Un Viaje de Autodescubrimiento

Desde el enfoque constructivista, el trabajo terapéutico no se centra en resolver problemas, sino en comprender y reinterpretar las experiencias que generan esos problemas. De esta manera se desconstruyen las historias dominantes que limitan la forma en que las personas perciben su realidad, permitiendo abrirse a narrativas más flexibles y adaptativas. Este proceso de desconstrucción puede ser liberador, ya que permite tomar distancia de creencias autoimpuestas y explorar nuevas formas de ser y estar en el mundo.

La reconstrucción, por otro lado, es un proceso activo y creativo, donde la persona no se limita a interpretar sus experiencias pasadas, sino que se proyecta hacia el futuro de una manera más consciente y significativa. En este sentido, la terapia se convierte en un espacio para imaginar nuevas posibilidades y para construir una historia de vida más coherente con los deseos y aspiraciones del cliente.

Conclusión: La Terapia como Arte de Construir Significado

En última instancia, la terapia constructivista se puede entender como un arte de construir significado. No se trata de ofrecer respuestas definitivas, sino de acompañar a la persona a descubrir sus propias respuestas, a través de un diálogo abierto y una relación auténtica. Es un proceso de co-creación, donde ambos, terapeuta y cliente, se encuentran en un espacio compartido de vulnerabilidad y aprendizaje mutuo.

Al fin y al cabo, la búsqueda de sentido no es un destino final, sino un camino en constante construcción. Y quizás ahí radique la esencia misma de la experiencia humana: en la capacidad de construir y reconstruir el significado de nuestras vivencias, una y otra vez.